El mantenimiento que se hace en el barrio es a todas luces insuficiente. Aunque buena parte de culpa se la tienen que llevar las empresas dedicadas a tal fin (o los concejales encargados), no es menos cierto que el paso del tiempo, las gamberradas, las pintadas, el descontrol de algunos dueños con sus perros y la pasividad de algunos padres y madres al ver como sus niños destrozan una y otra vez las plantas, árboles, etc., la mayoría de las veces delante de sus narices, también tienen que ver con el deterioro de nuestros espacios públicos.
En octubre de 2009 y en enero de este año ya hablábamos de lo mismo en este blog.
Podéis ver en este álbum, sólo de la Plaza Elíptica, como cada día aparecen más y más destrozos sin que los encargados de velar por el mantenimiento aparezcan con el consiguiente peligro que alguno de ellos puede revestir (algún banco por ejemplo tiene los clavos oxidados al aire).
3 comentarios:
Que razón tenéis no hay más que ver como quedó el parque ayer después del lunes tan maravillos que estuvo y que hizo que bajaran todas las familias al parque, yo que fuí a dar un paseo con mi madre por la mañana me dió mucha pena ver las flores, las plantas y las ramas arrancadas y tiradas por el campo y por los caminos, hasta había dentro de la fuente, estaba peor que cuando hubo viento fuerte, si es que no controlan a sus hijos y luego pasa lo que pasa.
Vale que el personal sea un jíbaro pero ya le vale también al Ayuntamiento que esto no es cosa de un día, que las cosas si no se mantienen se deterioran pronto y luego claro las quejas porque es más caro ponerlo nuevo, si fuera una empresa privada esto no estaría así pero como es con nuestro dinerito pues ya vemos, no duele, malgastar o "embolsillarselo" que más da.
Si es que los hay con mucho morro y que nada les importa, son los del "ya lo arreglarán"; el otro día bajé con mis niñas al parque y sendas mamás estaban dale que te pego a la húmeda mientras sus angelitos subían y bajaban por un camino de tierra que hicieron los críos entre las enredaderas cerca de los columpios, destrozándolas claro, al final una se cayó (sin mucho daño por suerte) cerca de mi hija pequeña que estaba en el columpio dándome la murga porque también quería subir por allí, pues la señorona acude a ver que la pasa y de vuelta al ver que no se había roto nada me espeta "ya pudiste decirle algo ¿no? ¿o no la veias?, que poca solidaridad" hay que j......!!!! me quedé tan planchada que no supe contestarle, pero lo mejor del caso es que siguió dándole a la boquita mientras su hija volvía felizmente a las andadas. Si la culpa no es de los críos, la culpa es de los padres, porque estos niñitos serán luego los niñatos que nos rayen los coches, nos rompan los retrovisores, hagan pintadas y mil estropicios más, así que no me extraña nada el cómo está el parque: NADA.
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