11 agosto 2010

Solidaridad e insolidaridad.

Ayer fuímos testigos de un acto más de la insolidaridad que impera últimamente en nuestra sociedad; y es que a veces somos capaces de rascarnos el bolsillo para mandar unos eurillos al otro lado del Atlántico a un país detrozado por un terremoto pero no somos capaces de socorrer a una persona caída en la calle, somos capaces de llevar la ropa que ya no nos sirve al refugio pero no somos capaces de acercarnos al autobús de Donantes de Sangre para regalar un poco de vida a personas que deben enfrentarse a un quirófano....somos así, capaces de lo peor y de lo mejor.
¿Y a qué viene esto? pues que ayer en el Centro Comercial de Los Rosales fuímos testigos de lo peor y lo mejor todo al mismo tiempo. Una joven de etnia probablemente hindú arrastraba con bastante esfuerzo, escaleras mecánicas arriba, un cochecito de bebé doble (con dos plazas) donde transportaba un niño de unos tres años; aún no había llegado a la mitad cuando el carrito volcó atravesándose en la escalera y dejándo a la joven de un lado del carrito y a su niño del otro lado, tirado en el suelo, sin poder salir, con su cabeza pegando contra el lateral de la escalera; ella quería llegar al niño y no podía, la gente de las terrazas y de las inmediaciones observaba el "espectáculo" sin moverse....De repente una mujer con problemas de movilidad se lanzó sin pensarlo escaleras arriba acompañada de su hija de once años; esta mujer sacó al niño de la silla y se lo dejó a su hija mientras intentaba poner en pie el carrito con ayuda de la joven, detrás de ellas en la escalera otras personas observaban sin echar una mano. Al llegar a la cima de la escalera el carrito frenó la salida de las personas, la mujer que ayudaba lo empujó con esfuerzo y bruscamente hacia afuera para dejar libre la salida en la que ya se agolpaban ambas mujeres, los dos niños y el propio carro; mientras tanto las personas que venían detrás no sólo no ayudaron sino que cuando vieron el más mínimo espacio para pasar, lo hicieron sin ni siquiera preguntar cómo estaban o si necesitaban algo. Al final todo quedó en un buen susto, en un fuerte dolor muscular para la mujer que ayudó, un golpe leve para el niño y una sandalia rota para la joven , pero sobre todo en una doble lección de solidaridad e insolidaridad todo a un tiempo.....¿qué pasaría por la cabeza de los "mirones"?, en todo caso ojalá no necesitemos nunca de ellos, por si acaso!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿y os extrañáis? mi madre se cayó en Manuel Azaña poco antes de Casa Segovia y no se podía levantar, ni pararon los coches que la veían ni la gente de la acera de enfrente que veía que no se podía levantar cruzaron para echarle una mano, hasta que una señora que salió del portal fue a ayudarle se pasó un ratito sin que nadie le echase una mano y eran las diez de la mañana!

Farero dijo...

Primero menos mal que seguís por aquí que ya sabemos que es agosto y hay parón pero uno ya está acostumbrado a leer este blog todos los días como quien se lee el periódico y hombre hay que mantener la audiencia ¿no?
De lo que contáis ya estamos todos vacunados, al personal se le da muy bien lo de predicar lo solidario que es pero luego lo de dar trigo es otro cantar. Menos mal que aún queda alguna que otra buena gente en el mundo que hace cosas así, claro que luego dirán que también fue por interés pues por lo que contáis me parece que sé de quien se trata. Sea quien sea, bien hecho.

Farruco dijo...

A vida, o día a día, sen tapuxos. Lamentablemente e así dende hai moitos anos.
Noraboa as persoas que axudaron

Sherlock dijo...

Un rapaz duns quince anos caeu da bicicleta no paseo marítimo perto do Millenium e abriuse unha brecha nun xeonllo, según me dixo estivo alí pedindolle á xente que pasaba si podían chamar á súa casa ou a Cruz Vermella, e a xente dicialle ou que non tiñan móvil(¿?) ou que tiñan presa....¿qué tal si fora o voso fillo?. Leveino ao Canalexo e déronlle tres puntos, logo resultou que era compañeiro de curso de meu fillo.

Anónimo dijo...

y la persona que lo relata ¿ayudó? o también se decicó a mirar. Tal y como lo relata parece que no intervino para ayudar, únicamente se dedicó a observar para luego tener algo que contar.